sábado, 25 de enero de 2014

El viaje como práctica artística.

El viaje como práctica artística.



LINEA
Cada segundo que pasa estamos haciendo una línea, el recorrido visto como grafismo es el dibujo más importante que hacemos todos, artistas o no. Ya sea por ocio, por promesas de la vida, por investigación o por la búsqueda de la fiesta, los viajes que emprendemos cambian la manera de seguir trazando esa línea.
El recorrido trae consigo descubrimientos de sí mismo gracias al cambio de contextos, de necesidades y de placeres. El cambio geográfico altera la percepción del tiempo, y claro, del espacio interno del viajante, siendo constante del término, y para que sea un viaje, que el andante siempre vuelve a casa.

GRAFISMO
CARTA DE NAVEGACIÓN.

El dibujo como forma de representación se liga al viajero, no solo en su sentido simbólico, sino en una práctica común entre los andantes, la creación de diarios de viaje. Estos registros van representando lo que se les ha dado en medio de sus recorridos, y traen para los demás, los otros, y él mismo en el futuro (ya diferente) un recuerdo de las porciones de mundo que alcanzó en la continua desaparición de lo ya visto.

SENTIDO DE LA CURVA
La nostalgia esta allí escrita, en el hecho de abandonar  lugar por lugar para encontrarse de nuevo perdido en otro espacio, es en si ese un estado del espíritu, su constante exterioridad de los lugares, su modificación de comportamientos y procesos de socialización son su melancolía, su motivo.
El viajero va buscando algo que lo sorprenda, del mundo, y de sí mismo, para luego e irremediablemente volverlo a perder.

FOTO-GRAFÍA
LAS HERRAMIENTAS DEL VIAJERO.


Además del diario de notas donde se representa con palabras y de la tradición oral que el andante genera, la toma de fotografías es un común denominador  del viajero. Al parecer la fotografía, como herida en un papel al tacto de la luz, es una prueba “verídica” de sus hazañas y de que los lugares que conoció existieron alguna vez. La cámara fotográfica es la manera de  darnos permiso a estar nostálgicos, asegura una colección de representaciones de si mismo en diferentes situaciones.
El viajero, fanático de las fotografías, reconoce su estado de fugacidad y su constante muerte en cada toma, al aceptarse como una imagen, un grafismo en un papel, va acabándose a si mismo mientras se extiende su horizonte.
Es la fotografía, una vez más, el medio por el cual reconocemos que eso y nosotros  nunca volveremos a suceder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario