FOTO y GRAFÍAS en la vía.
La nostalgia esta allí escrita, en el hecho de abandonar lugar por lugar para encontrarse de nuevo perdido en otro espacio, es en sí este un estado del espíritu. Su constante exterioridad de los lugares, su modificación de comportamientos y de los procesos de socialización son su melancolía, su motivo. El viajero va buscando algo que lo sorprenda, del mundo y de sí mismo, para luego e irremediablemente volverlo a perder.
jueves, 30 de enero de 2014
LA SALMUERA- Las imagenes movidas.
http://www.youtube.com/watch?v=q7jAL7e8jms&feature=youtu.be
También los objetos y lugares presentes significan algo que no podemos verificar con los sentidos; aun estando allí presentes hay algo que no se presenta sino a través de ellos y no en ellos mismos.
Esto es más claro cuando pensamos en el mundo de lo simbólico, también, o sobre todo allí, las cosas representan y hacen parte del mundo cotidiano, es así como: “…para el hombre religioso el espacio no es homogéneo; presenta roturas, escisiones: hay porciones de espacio cualitativamente diferentes de las otras.
La levedad de la vida es un lugar a encontrar en todas partes, sí también uno quiere volar.
La espuma del mar y su salmuera... que nunca mueran, porque allí nos citamos con los que ya se nos se han ido.
Buen Viaje.
martes, 28 de enero de 2014
LA FIESTA- El Viaje como práctica Artística.
LA FIESTA
El sentido de la “realidad” que
brinda el sedentarismo, donde los cambios son controlables y deseables, se
contrasta al sentido de lo indescifrable y lo desconocido que asegura el
traslado de lugar en lugar. Los desplazamientos de los viajeros tienen su
origen y su desembocadura no solo en el campo geográfico sino también en la
psicogeografía. El situacionismo del que
hacen su forma de vida los lleva a lugares de su psiquis que los transforman
por dentro, que cambian su perspectiva, su sentido de la economía y de lo sentimental, estados del espíritu de los
que pueden entrar y salir aun sin movilizarse físicamente.
La fiesta como momento de concentración de los viajeros, los músicos espontáneos
con tambores, maracones, guitarras y vientos en general, una bruma de
eternidad en medio de una fiesta que atrapa.
Estos momentos de liberación, al estilo del carnaval de Humberto Eco,
de mascaras y trajes que se confunden en la noche, dejan ver la motivación salvaje
y organica en los bípedos de carpas y mochilas en medio de ramas, rones y humos.
La necesidad de liberación de los prejuicios, de los placeres y hasta de la idioteces que tanto le hacen falta a las ciudades.
La necesidad de liberación de los prejuicios, de los placeres y hasta de la idioteces que tanto le hacen falta a las ciudades.
**Así mismo, en el libro de los pasajes de Benjamín, su experiencia al
escribirlo se vio marcada por la experimentación con alcohol y drogas, “… Las primeras anotaciones para el libro de
los pasajes , se encuentras en los escritos de Benjamín numerosos registros de
sus propios sueños. Por entonces comenzó también a experimentar con drogas. En
ambas empresas intentaba romper las
rigideces y petrificaciones a las que
son llevados por la represión y a las
que son llevados por la presión de la producción industrial tanto el
pensamiento como lo que este tiene en frente, tanto el sujeto como el objeto.
En el sueño igual que en la embriaguez vio revelarse un mundo de particulares
afinidades secretas”.
1. El
Libro De Los Pasajes, Walter Benjamin. Madrid: Ediciones Akal, 2005. Título original. : Das
passagen-werk. Pagina 14. Fragmentos
e interpretación del prologo del libro citado.
sábado, 25 de enero de 2014
El viaje como práctica artística.
El viaje como práctica artística.
LINEA
Cada segundo que pasa estamos
haciendo una línea, el recorrido visto como grafismo
es el dibujo más importante que hacemos todos, artistas o no. Ya sea por ocio,
por promesas de la vida, por investigación o por la búsqueda de la fiesta, los
viajes que emprendemos cambian la manera de seguir trazando esa línea.
El recorrido trae consigo
descubrimientos de sí mismo gracias al cambio de contextos, de necesidades y de
placeres. El cambio geográfico altera la percepción del tiempo, y claro, del
espacio interno del viajante, siendo constante del término, y para que sea un viaje,
que el andante siempre vuelve a casa.
GRAFISMO
CARTA DE
NAVEGACIÓN.
El dibujo como forma de representación se liga al viajero, no solo en
su sentido simbólico, sino en una práctica común entre los andantes, la creación
de diarios de viaje. Estos registros van representando lo que se les ha dado en
medio de sus recorridos, y traen para los demás, los otros, y él mismo en el
futuro (ya diferente) un recuerdo de las porciones de mundo que alcanzó en
la continua desaparición de lo ya visto.
SENTIDO DE LA CURVA
La nostalgia esta allí escrita,
en el hecho de abandonar lugar por lugar
para encontrarse de nuevo perdido en otro espacio, es en si ese un estado del espíritu,
su constante exterioridad de los lugares, su modificación de comportamientos y
procesos de socialización son su melancolía, su motivo.
El viajero va buscando algo que lo sorprenda, del mundo, y de sí mismo, para luego e irremediablemente volverlo a perder.
El viajero va buscando algo que lo sorprenda, del mundo, y de sí mismo, para luego e irremediablemente volverlo a perder.
FOTO-GRAFÍA
LAS HERRAMIENTAS DEL VIAJERO.
Además del diario de notas donde se representa con palabras y de la tradición
oral que el andante genera, la toma de fotografías es un común denominador del viajero. Al parecer la fotografía, como
herida en un papel al tacto de la luz, es una prueba “verídica” de sus hazañas
y de que los lugares que conoció existieron alguna vez. La cámara fotográfica es la manera de darnos permiso a estar nostálgicos, asegura una colección de representaciones de si mismo en diferentes
situaciones.
El viajero, fanático de las fotografías, reconoce su estado de fugacidad y su constante muerte en cada toma, al aceptarse como una imagen, un grafismo en un papel, va acabándose a si mismo mientras se extiende su horizonte.
Es la fotografía, una vez más, el medio por el cual reconocemos que eso y nosotros nunca volveremos a suceder.
El viajero, fanático de las fotografías, reconoce su estado de fugacidad y su constante muerte en cada toma, al aceptarse como una imagen, un grafismo en un papel, va acabándose a si mismo mientras se extiende su horizonte.
Es la fotografía, una vez más, el medio por el cual reconocemos que eso y nosotros nunca volveremos a suceder.
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